La tasa de cambio de los activos operativos líquidos refleja los cambios en los activos operativos de una empresa durante un cierto período de tiempo, excluyendo los activos financieros como el efectivo y las inversiones a corto plazo, que se componen principalmente de cuentas por cobrar, documentos por cobrar, anticipos, otras cuentas por cobrar, inventarios y gastos diferidos. Dado que estos elementos son subjetivos y flexibles en el tratamiento contable y se ven fácilmente afectados por la manipulación de las ganancias por parte de la administración, este factor puede capturar cambios sutiles en la gestión de activos de la empresa, la estrategia de ventas o la política contable. Al mismo tiempo, los estudios han demostrado que existe una correlación negativa entre los cambios en los activos operativos líquidos y la rentabilidad futura de la empresa, lo que puede llevar a un cierto grado de fijación incorrecta del precio del valor de la empresa por parte del mercado. Este factor se utiliza principalmente para medir la eficiencia de la gestión del capital de trabajo de una empresa y para ayudar a juzgar la rentabilidad futura de la empresa.