El factor de rendimiento mínimo está diseñado para capturar el peor rendimiento de un activo en los últimos K meses. Es diferente de los indicadores de volatilidad tradicionales y se centra en el riesgo de rendimientos negativos extremos. Los estudios han demostrado que los activos con rendimientos mínimos más altos pueden significar que tienen menores riesgos de cola, es decir, que es menos probable que sufran pérdidas extremas en condiciones de mercado adversas. Este factor puede considerarse un indicador proxy de las preferencias de riesgo extremo de los inversores. Los inversores tienden a exigir mayores rendimientos esperados para los activos que conllevan riesgos de rendimientos negativos extremos, mientras que los activos con rendimientos mínimos más altos pueden tener rendimientos esperados más bajos. Por lo tanto, el rendimiento mínimo puede utilizarse para construir una cartera de inversión ajustada al riesgo para que se adapte mejor a las preferencias de riesgo de los inversores. Además, este factor también tiene valor de aplicación en la gestión del riesgo, y los activos que pueden enfrentarse a riesgos extremos pueden identificarse de forma oportuna mediante el seguimiento del rendimiento mínimo.